2 de enero de 2007

Fragmento del introito de Himenea, de Bartolomé de Torres Naharro


La gente, cuando se entera de lo que le ocupa a una el tiempo, cree que se trata de
una materia pesada, propia de una
nerd, y que la literatura española, especialmente
la del 1500, es aburriday sosa a más no poder. Una muestra para que veáis ¡oh,
incrédulos! lo mucho que yerran vuestras razones
.



En Juana la jabonera

que me haz mil regocijos.

Cuando le mezo el jabón,

pellízcame con antojo,

húrgame allá no sé dónde,

sale después que se asconde
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y échame agraz en el ojo.

Ni an le abonda,

son que creo que va cachonda.

Por la fe de Sant'Olalla,

que la quiero abarrancar
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si la cojo alguna vez.

Quizá si el hombre la halla,

podrá sin mucho afanar

matalle la cachondez.

Es un dïabro bulrrona,
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peor que gallina crueca:

papigorda, rabiseca,

la carita d'una mona.

Y en beber

no nació mayor mujer;
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con sus pies llenos de barro

nunca para ni sosiega

trasegando de contino.

No bendice sono al jarro,

ni cree so en la bodega,
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ni an adora sono al vino.

Saben ya grandes y chicos

con qué fe se desternilla;

que a la hostia no se humilla

y al cález da de hocicos.
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¡Gran devota

de la pasión de una bota!

Comenzó nuestra querencia

de la mitá del verano,

que guardaba los viñales.
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Yo la vi, su percudencia,

con una honda en la mano,

que ojeaba los pardales.

A la fe, dola al dïabro;

yo me llego para allá.
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¿Qué diré? Mas, ¿qué dirá?

Yo me aburro y os le habro.

Digo: Hermana,

¿has venido esta mañana?

La boba dizme, en llegando,
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que dio la vuelta corriendo

más redonda que un jostrado.

¡Tirte, tirte allá, Herrando,

y al dïabro t'encomiendo,

que toda m'has espantado!
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Échole mano del brazo,

y ella a mí del cabezón;

y en aquesta devisión

estovimos un pedazo

sin al ora
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que se cayó la traidora;

y al dar de la bellacada

llévame rezio tras sí,

que no pude sostenella.

Mía fe, yo no me doy nada,
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sino que al cuerpo de mí

déjom'ir encima d'ella,

tomo a la hija del puto

y abajele el ventrijón,

que la hice, en concrusión,
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regoldar por el cañuto.

Dio un tronido

que atronó todo el ejido.

No penséis'n esta materia

qu'el hombre no resudaba
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la gotaza sin remedio;

que, para Santa Quiteria,

la boca me salluzaba,

y el moco de palmo y medio.

No vistes mayor hazaña:
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qu'el mozo perdió la habra,

y an la moza, pies de cabra,

que no mecía pestaña.

Dende acrás

quijo Dios y no hu más.
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No me ve desde allí,

que con pracer anfenito

no se mea la camisa;

yo también, que, juri a mí,

como la miro un poquito
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todo me meo de risa.

Perdonay mi proceder,

si habro más que conviene;

qu'es loco quien seso tiene

noche de tanto pracer.
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¡Puto sea

el más cuerdo del aldea!

28 de diciembre de 2006

Virgencita que me quede como estoy

Y ahí va mi deseo de año nuevo.


Que alegría me dio ayer el poder hablar de nuevo in person con mi amiga... Leñe, nena, ¿qué nombre tenías por aquí puesto? Voy a buscarlo... Ya, Obdulia (de Obdulia amada), y me instó a que dejara de lado mi pereza, y ya que nos vemos poco, actualizara este blog de cuando en cuando. ¡Tengo tantos proyectos chorra por la güeb (esa "red de redes" del Iker), que voy y me dejo este, que recibe una visita por día... con suerte!

Nos hemos ido desparramando todas por todos los rincones de la Galaxia, amiga. De todas formas, nunca he sido constante a la hora de contar mi vida, a no ser que medie delante una cerveza. Además, le cogí asco a Internet y me niego, todavía, a ponerme una conexión en casa. Pero tienes razón: habrá que actualizar. O eso, o darle al botón rojo. Además, no acabé las Sagas Catalanas. Y mira que pasaron cosas.

En cuanto vuelva a mi casa en ese espacio-tiempo peculiar, pegada a África, buscaré los archivos aquellos de chorradas que escribo entre trabajo y trabajo, y colgaré lo prometido.

...Le haremos un entierro vikingo, el día que falte


Ayer, después de verte embarcar en tu nave espacial Pandablu, en la insigne compañía de tu bellísima progenitora (lo digo y lo repito, estaba guapísima), me puse a caminar Wolliver hacia abajo, mientras me encogía en mi chaqueta de cazadora de vampiros, finita como un corazón.

Iba yo como siempre pensando en mis cosas (Odín, Odín, qué despiste llevo) cuando me di de morros con Fu Manchi. Tú no lo conoces, esa suerte que tienes, porque es de lo más cargante que ha parido una Górgona. Trabaja en el macrogrupo Calma, y se dedica en sus ratos libres a ser inspector político. Es de esta gente que te pide el carnet del partido antes que nada. Después de sacar la cartilla correspondiente, el visado de inmigración espacial, el curriculum vitae, la fe del bautismo y el certificado de penales, me saludó, y me preguntó por mis circunstancias.

Liaba un porro con una sustancia gomosa que se sacó de la boca mientras yo le contaba, muy a mi pesar, dónde estaba viviendo ahora, con quién, con qué finalidad, en qué trabajaba, en qué dedicaba el tiempo libre ("se ha llevado un trozo de mi vidaaaaaaa..."), cuáles eran mis actuales contactos en el mundo de los simonitas intelectuales.

Yo había perdido la práctica de soportar los interrogatorios cuando me teñí el pelo de rojo y me largué con la música a otra parte, no estaba acostumbrada a volver a casa y que me fustigaran las neuronas por la vía pública, y deseaba con todas mis fuerzas que le cayera una china en la bragueta, se electrocutara con la iluminación navideña, algún camión perdiera los frenos, que apareciera la madre que lo parió y me lo quitara de en medio, pero, ¡oh, fatalidad! allí estaba.

Y entonces lanzó el derechazo esperado. Después de ir haciéndome correr por la lona y golpear el aire, de hacer un buen uso de su juego de pies como el Nureyev, me dijo que aquella mañana me había visto en la cola del Inem.











Imagínenme en la calle hablando con esto


















Yo recordaba que allí había un nutrido y variopinto grupo de seres, todos sosteniendo su papeleta de turnos alfanumérico, esperando el premio del gordo y la asignación del mosstrador en el que esperaba el funcionario destacado al efecto para aumentar nuestras dudas. Recuerdo que mi turno empezaba por la letra D, por lo que era de suponer que existían, asimismo, las letras A, B y C. Los mendicantes nos despárramabamos por una sala en forma de tubo, y más allá, los funcionarios se sentaban en interminables mesas que ostentaban, a semejanza del SPQR, unas pantallas en las que iban apareciendo las combinaciones. Nos mirábamos los unos a los otros con cara de sospecha. Cundía la alarma cuando alguien pasaba por delante de otras personas que llevaban allí más tiempo de espera. Yo me acuerdo, Obedulia, que te llamaba rogándote calma, porque habíamos quedado para comer y aquello se eternizaba como un especial de Operación Difunto. Pero allí no había visto a Fu Manchi. ¿Cómo, entonces, había descubierto que yo había estado allí, y por tanto, deducido que yo no trabajaba en ningún oficio respetable?¿Quién había informado tan velozmente al individuo aborrecible que yo tenía la desgracia de tener delante, y que se regodeaba manifiestamente con mi malestar y fastidio?


Fue el cojo.

Los cojos, a lo largo de toda la historia de la Literatura, han tenido un apartado especial. Son seres especiales, casi divinos, porque no apoyan sus dos pies en el suelo. Aquellos que tenemos dos extremidades o más, con las cuales nos arrastramos por el suelo, somos mortales per se que se ensucian con la tierra al tener que transitar sobre ella. Así que la cosa no me cuadraba. Guillaume, a quien yo conocía de vista y era otra víctima de Fu Manchi, había estado allí aquella mañana. Estaba bien segura de que, en ningún caso, había querido el pequeño Guillaume delatarme. Le pregunté directamente al individuo como se había enterado. Efectivamente, Guillaume se lo había contado al abogado Jagger, y éste había enviado un SMS a Fu Manchi. Jagger era un tipo raro que se dedicaba a recoger huérfanos y ponerlos al servicio de señoras ricas para que se entretuvieran, tenía un pasante que vivía en un castillo y conocía a todo el lumpen de Londres (para saber más).

Me prometí a mi misma decirle cuatro palabritas a Jagger, si mi destino no era morir de asco y de frío delante del kebab-mexicano que enmarcaba la conversación con el sapo maloliente de Fu Manchi, que miraba sin disimulo la parte superior de mi tórax y escupía flemas en la acera. Entonces no pude más y saqué mi silbato Xilotone (marca registrada). Fu Manchi, aterrado, dio unos pasos hacia atrás, calculando la distancia intermedia para iniciar la evasión o para saltar sobre mí y arrebatármelo de las manos.

Yo, que además de hermosa puedo ser rápida y mortal como un chupito de Stroh, me di el lujo de sonreír con malicia antes de soplar el invento. De inmediato, las ráfagas de la inefable melodía de Luis Aguilé barrieron la acera. Varios vehículos volcaron. Miríadas de papeles y de publicidad navideña volaron por la calle hasta estrellarse en los morros de Fu Manchi. El porro se consumió hasta sus ennegrecidos nudillos, la boca se le abrió y se le hincharon los carrillos como el Hindenburg. Finalmente salió despedido mientras aún se oía atronar entre los edificios:


Tu que estas lejos de tus amigos
de tu tierra y de tu hogar
y tienes pena, pena en el alma
porque no dejas de pensar
tu que esta noche no puedes, dejar de recordar
quiero que sepas que aquí en mi mesa para ti tengo un lugar

Por eso y muchas cosas más
ven a mi casa esta Navidad
por eso y muchas cosas más
ven a mi casa esta Navidad

Tu que recuerdas quizá a tu madre
o a un hijo que no esta
quiero que sepas que en esta noche él te acompañará
No vayas solo por esas calles queriéndote aturdir
ven con nosotros y a nuestro lado intenta sonreír

Por eso y muchas cosas más
ven a mi casa esta Navidad
por eso y muchas cosas más
ven a mi casa esta Navidad


29 de agosto de 2006

Mis piernas



Dedico este post, con el que rompo un silencio de meses, a todos aquellos que, haciendo uso de las nuevas herramientas informáticas, han tenido a bien admirar mis piernas, y así me lo han hecho constar en fugaces ocasiones, que pasan como la paloma de Bladerunner, y nos hacen decir aquello de "rayos C" y "tannhauser", con un suspiro que nos llega hasta las prótesis dentales.

Para ellos, querido público, dulces nombres reconocibles en este Multiverso de phantoms, os dedico la foto y la canción (ahem):


Satellites gone

Up to the skies

Thing like that drive me

Out of my mind



I watched it for a little while

I like to watch things on tv



Satellite of love

Satellite of love

Satellite of love

Satellite of





Satellites gone

Way up to mars

Soon it will be filled

With parking cars



I watch it for a little while

I love to watch things on tv


Satellite of love

Satellite of love

Satellite of love

Satellite of



Ive been told that youve been bold

With harry, mark and john

Monday, tuesday, wednesday to thursday

With harry, mark and john


Satellites gone

Up to the skies

Thing like that drive me

Out of my mind



I watched it for a little while

I love to watch things on tv



Satellite of love

Satellite of love

Satellite of love

Satellite of


18 de noviembre de 2005

Camino de la cama

Resulta que un día indeterminado de esta semana indeterminada e interminable, me levanté con un dolor ronroneante y pesado en mi hombro izquierdo, dolor de moratón, dolor de golpe bastante molesto, que en los brazos de las féminas humanas aparece semanas después con elegaqntes tonos verdes y morados. A mí la piel verde siempre me ha parecido muy bonita, pero sé que a los terráqueos os pone de los nervios.


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Aunque no os lo creaís, en la Colonia Gogol este aspecto rompe y rasga.




Me sorprendí, al incorporarme y notar algo rasposo en mi rodilla izquierda, comprobando que, efectivamente, tenía una costra de sangre bastante grande, y la piel aparecía despellejada como si me hubiera pegado una caída fenomenal.

Entonces, oh, milagro, sin haber tomado el gfé con especias que necesito todas las mañanas para empezar a detener la fotosíntesis y comenzar con la combustión química del alma, me di cuenta de que parecía que me hubiera caído durante la noche.



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¿Debo preocuparme, doctor?




Miré mi cuarto. Inofensivo y revuelto, como siempre.
Miré la puerta de mi cuarto. Cerrada.
Miré mi rodilla. Despellejada.
¿Dónde leches he estado?

5 de noviembre de 2005

Las Sagas Catalanas IV

(Por Limuk)

Estimados Sentientes:

Continúo con la narración de los extraordinarios sucesos que les referí en mi última carta, con el exclusivo ánimo de hacerles partícipes de lo que únicamente cabe calificar de epopeya moderna, a la luz de los luctuosos episodios en que, indirectamente, me vi envuelto.
Supongo que su memoria guardará un vívido registro de mi anterior misiva, de modo que omitiré realizar consideraciones introductorias. Obviamente, la fugaz conversación con Harey había sembrado de inquietud mi ánimo. Volví a la labor investigadora propia de mi rutina laboral, buscando una distracción de mis torturadas cavilaciones y -a qué negarlo- con la esperanza de atisbar un rayo de luz en la tenebrosa trama inmobiliaria que me tenía ocupado desde hacía varias jornadas. El entramado empresarial, cuyos manifiestos fines defraudatorios saltaban a la vista, se configuraba como una red tentacular que extendía su influencia en los más diversos ámbitos de la actividad comercial, entendida ésta en su dimensión más puramente crematística. Había desde empresas dedicadas al sector inmobiliario (quizás las más obvias) hasta sociedades cuyo objeto social venía definido por complejas menciones a la investigación genética y, desde luego, también alguna que otra discreta empresa del mundillo del fitness, lo que -lógicamente- llamó especialmente mi atención, por cuanto que, como acabo de referir, la breve charla con Harey me había predispuesto de algún modo a observar receloso dicho sector de actividad. La prueba fehaciente de la existencia de una conjura estafadora venía constituida por los peculiares nombres que todas las mencionadas sociedades habían recibido de sus -por el momento- anónimos fundadores. Así, todas las mercantiles que integraban la trama tomaban sus nombres de personajes de La Guerra de las Galaxias: Chiwaka, S.L., R2D2, S.L., Darth Vader, S.L., etc. Estaba cerrando el cerco sobre Emperator, S.A., la que parecía empresa holding del grupo, cuando un mensaje de Harey si me sacó de mi abstracción mercantil: "quisalas, stoy bien. vamos d convivencia a 1 campamento q se llama Ewok. seguro q es 1 rollo, luego t llamo. bsos" La lectura del mensaje supuso un durísimo revés para mi depauperada integridad moral. Me apresuré a comprobar la certeza de las sospechas que rondaban mi ánimo.


Atrapada en la red empresarial



No había ninguna duda: una de las empresas de la trama Ewok, S.L., con sede en las inmediaciones de Barcelona, se dedicaba a la organización de eventos ludicos en el marco de la empresa. Es decir, rafting por equipos, barranquismo, guerras con pistolas de tinta china y todo ese tipo de infantiladas que con tanto afán veneran los adictos a la nueva teoría empresarial. Como Juanel. Las conclusiones que cabía extraer de las últimas revelaciones eran claras, pero me resistía a creer -aún en contra de la flagrante evidencia que obraba en mi poder- que aún alguien tan desalmado como Juanel estuviera implicado una trama como no se había visto otra en toda la historia del país y -lo que era más importante- que Harey fuese derecha a las fauces de una de las sociedades instrumentales que participaban del precitado complot ilegal. Quienes me conocen saben que no soy persona impulsiva. No obstante, como todo hijo de vecino, tengo mis límites, y no suelo amedrentarme ante situaciones que requieren actuaciones rápidas y contundentes, pues me posee esa furia española que llevó a mis antepasados a conquistar la práctica totalidad del orbe, descubriendo incluso nuevos territorios por los que extender el blasón patrio. Presa de uno de esos súbitos impulsos, tomé la firme resolución de llegar hasta el final del asunto, desplazándome a la ciudad condal si era preciso.

Juanel y un colega en el seminario.


Pocos minutos después un taxi me conducía hasta el aeropuerto de Barajas. Antes de subir al avión del puente Madrid-Barcelona tuve tiempo de mandar un mensaje -cuya brevedad y secretismo venían impuestos por las necesarias cautelas- a mi idolatrada Harey, en un desesperado intento de prevenirla frente a lo que pudiera acontecer en lo que a priori simulaba ser una apacible sesión de esparcimiento al más puro estilo Humor Amarillo, pero que -mucho me temía- bien podía ocultar otros fines espúreos, e incluso abiertamente delictivos. El mensaje rezaba como sigue: "voy xa alla. descubierto cosas sospechosas. ten mucho cuidado. tq, gatita" El avión tomo tierra sin contratiempos en el aeropuerto del Prat, y desde allí me desplacé en otro taxi hasta la dirección de Ewok, S.L. que constaba en la documentación que había consultado. Entoncés fue cuando reparé en que no iba armado, y en que -estúpido de mi- no era descabellado esperar que mi misión discurriera por unos derroteros que, muy a mi pesar, hicieran necesario, y hasta vital, el recurso a la siempre reprobable violencia física, a cuyo efecto me habría resultado ciertamente útil disponer de algún elemento disuasorio como, por ejemplo, una navaja barbera o un lanza-misiles U-640 Xtrmntr de fabricación israelí. Y aquí me veo obligado a interrumpir mi narración, no sin antes emplazarles a mi próxima carta.

21 de octubre de 2005

Me boicotean?

¿Por qué no aparece nada con la dirección de mi blog?
¿Habrán sido los creadores del Sauna Belt?

:p

17 de octubre de 2005

Tengo una canción

Aclárate la garganta.



Sé que tengo muuucho que contar. En principio hay noticias -de las de los periódicos- para parar un tren, pero que le den a las noticias (y a Carod-Romina). Tengo que seguir colgando los capítulos de Las sagas catalanas, con una foto del Rey de los Monos sufriendo una fuga capilar que delata que los años pasan y que sigue vistiéndose de seda. Además, mi bellísimo cuerpo de replicante está sufriendo una serie de daños irreparables que no sé si tomármelos a choteo o cargármelo e ir a reencarnarme a otra parte.
Seguramente mis años en esta galera de pijas oficinistas desemboquen en mi retirada a tiempo o en una masacre que ríete de Beslan (embarazada incluida), conmigo reivindicando el cierre inmediato de todas las tiendas de ropa, las peluquerías, los Leroy-Merlin y los teatros de musicales, amén de una esterilización inmediata de todas las féminas desde cero a cincuenta años que se hagan mechas.
Reflexiones pendientes de anotar, como por ejemplo, el que aún resuenan en mis oídos los anuncios del teletienda del sábado. Escuchados mientras bebía Tankeray sumida en una nube de arómatico tabaco y rodeada de mis amigos, después de volver a ver Kung Fu-sion, los citados spots que ponen a esas horas me hicieron reafirmarme en mi visión apocalíptica de este mundo de mierda, en el cual coexisten las reediciones de Calderón de la Barca con el Velform Sauna Belt, y donde más gente está dispuesta a prestar atención a la pérdida de michelines ("me siento mejor, tengo ganas de salir y conocer gente"... a ver si mojas, tío) que prestar atención a la pérdida de la jodida personalidad.
Todos merecen un reset, los culpables para expiar sus faltas y los inocentes para no verse intoxicados. Bueno, los pájaros no. Los pájaros molan.
Supongo que si habéis llegado hasta aquí, es que algún interés os causo. Siendo así, a ver si me pongo manos a la obra y os escribo algo.
"La vengansa é una ehpiral desendente"