22 de junio de 2005

Trabajando en la noticia...

¡Ays! ¡Si es que trabajo mucho! Esta tarde, que la tengo libre, si me levanto de la siesta antes de que se haga de noche, tengo pendiente:

-Una cadena que me pasó Satanasito.
-Referiros alguna cosilla del Saló: La caza de los kif y cómo salvé el cuello gracias a Miaux (¡apo!).
-Un fin de semana en Valencia asfixia a cualquiera.
-Por qué la Confederación Intergaláctica de Saqueo y Comercio busca a Teddy Bautista.
-Ayer me fui a la piscina y luego al trabajo. Resultado: ronquera y nariz tomatera. ¡Qué débiles sois los humanos!

Y mis disculpas por no poner favoritos. Si alguno queréis que os enlace, enviadme un correito, y le preguntaré a mi amiga la Demoness cómo colgarlo.


Me voy a resumir la noticia de hoy: un escáner detecta cuándo las mujeres fingen un orgasmo. ¡Sigh!

16 de junio de 2005

Holochaos TM


En el año estelar 639652, es decir, 6.352,54 años solares aquí en Madrí, la multiversal .-//""·¡3ñlf002ªª (llamémosla Chaosonable) inventó lo que más tarde ha configurado las comunicaciones de toda esta parte de la Galaxia, evitado guerras y establecido puentes entre culturas: el Holochaos.

Aplicación del invento


El Holochaos ®
es un spray homeopático e inodoro que tras una rápida aplicación, te proporciona el aspecto escogido durante 3,5 años solares. Por supuesto, existen versiones estándar de diferentes razas y otras por encargo, bastante más caras. Cada spray dura unas veinte aplicaciones. No se puede vender Holochaos a seres sentientes pertenecientes a otras razas fuera del Concilio. U sea, que no me enviéis emailes, porque no puedo venderos el mío, que además me hace falta (mi chico se enfadaría bastante).


Bueno, más o menos.



Mi holochaos no está personalizado. Soy una persona bastante anodina. A lo Sofía Loren. Pero tuve suerte, y por error de fabricación, determinadas señas de identidad de mi físico son irrepetibles. El holochaos crece con el usuario, se adapta a la edad del grupo de sentientes escogido. Por ejemplo, yo arribé a su Tierra hace veintisiete años, y mi cuerpo va más o menos por esa edad, aunque aparento menos, por supuesto.

El holochaos no es sólo visible, sino táctil y retroactivo. Por ello por ejemplo, los holochaos para convertirse en gónadas hiperactivas de veinte mil palpos de Syrii son muy solicitados. Yo nunca compré ninguno, porque la verdad, tanto desenfreno me da un poco de miedo.

¿Y por qué acabé aquí? Bueno, eso me preguntaba yo mientras daba vueltas por el Saló de Barcelona, intentando huir de un grupo de hostiles kif que buscaban sangre fresca.

San Bisley



Igual visteis a alguno. Yo ya los olfateé al coger la Biblia de Simon Bisley. Les gusta mucho, el Bisley, casi tanto como las mujeres de Crumb (siempre de actualidad, este hombre).


14 de junio de 2005

Capitalismo totalitario

Hijos de perra, cerdos, ojalá pudiera pasar de vosotros... me hacen sentir cómplice de una violación múltiple. Bueno, leed la noticia aquí, que yo estoy demasiado cabreada en estos momentos. Ya veré si edito. Lo que no ponen es que Google entró también en el juego.
Los dos países más poderosos del mundo... ¡Malditos!




Censura en línea en China. Vendidos cabrones de Microsoft, Yahoo y Google. Tres búsquedas para vosotros: LIBERTAD, DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS.

http://www.rsf.org/article.php3?id_article=14073

13 de junio de 2005

Ya va, ya va...

Tras los cientos de emails recibidos por vuesas mercedes, conocidos o anónimos lectores de mi inefable blog, les anuncio que en breve publicaré una crónica detallada sobre los acontecimientos más destacados de mi periplo en el Saló del Cómic.

Se van a encontrar ustedes con vampiros, zombies, ghouls, pitufos y demás personajes del mundo del horror y del susto programado ( y no me refiero a los editores, autores, fans y mossos d'esquadra).

Horacio Altuna ¡por qué renegaste de mí por unos fideos chinos!
Snifff...

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6 de junio de 2005

Trabajo en el Saló!!!!!!!!

Jo, qué alegría tengo. Me ha llegado un correo de un magazine de música rara en el que participo por amor al arte y... ¡me han pedido que haga un reportaje sobre una ilustradora! ¡Viva! ¡Trabajo emocionante por fin!

Pero encima, da la casualidad de que irá al Salón del Cómic de Barcelona, como yo, con lo cual me puedo marcar unas fotillos e incluso una entrevista.

Jo, qué feliz estoy, leñe.
Os quiero a todos. Éste es el momento para pedirme favores.


Así me siento ahora mismo, depilada y todo.

2 de junio de 2005

Las sagas catalanas II

(Narrado por Limuk)

Estaba yo inmerso en desentrañar las complejidades de una de esas tramas inmobiliarias que tanto daño hacen en la vida política nacional, cuando repentinamente sentí un impulso desaforado por coger el móvil y llamar a mi media naranja. Sabía que ella se encontraba en Barcelona, asistiendo a una aburrida reunión empresarial en la que, como de costumbre, su intervención para exponer la parte financiera del tinglado era absolutamente capital. Conste, además, que no lo digo por el peloteo propio del vínculo afectivo que nos une, sino por sincera admiración de sus capacidades a la hora de lidiar con datos, cuentas y balances ante los que, generalmente, el común de los mortales no puede sino santiguarse y echar a correr.

Recapitulando, sabía yo que me exponía a que su móvil, con esa sintonía un tanto hortera que le ha configurado (puede comprobarse que cuando hay que ser duro lo soy, aún a pesar del precitado vínculo de afectividad), irrumpiera la serena nitidez de la exposición, ante la plana mayor de delegados provinciales de su empresa, pero el pálpito que había removido mis entrañas me obligaba a no dejar de intentar escucharla. Me decidí pues a marcar su número. A resultas de lo anterior, pude saber que el vuelo había llegado bien, el hotel fantástico, la sala de reuniones digna de un banquete de bodas, y la situación en oriente medio sumamente inestable (lo que evidencia que nuestras conversaciones telefónicas trascienden la típica charla almibarada de enamorados, llegando éstas a versar sobre temas de actualidad comprometidos y candentes). Pero había más noticias: su exnovio andaba por allí. No es que uno tenga natural celoso, como aquel famoso moro que, inducido por un vil súbdito británico, organizó una sangría de Dios es Cristo, pero el hecho de que Juanel pululara por la reunión no me inspiraba mucha confianza, antes bien, al contrario, me sumía en una profunda preocupación. No quiero significar con ello que temiera que se avivaran las brasas de un romance que, me consta, está muerto y enterrado desde hace tiempo, no. Se trata, nada más, de que los antecedentes del muchacho habrían hecho recelar hasta a la más confiada ancianita. Juanel había pasado tres años en un centro de desintoxicación para adictos al fitness en la provincia de Lugo, recuperándose de una severísima dependencia a los aparatos de musculación abdominal. Sólo la lectura de Jean Paul Sarte, Albert Camús y otras luminarias del existencialismo le habían salvado de las garras de la vigorexia aguda. Dichas lecturas, por prescripción de los facultativos del centro, se compeltaron con las obras completas de Coleman, el gurú de la nueva organización empresarial, cuyas doctrinas inspiraban la disciplina "agradablemente monástica" de los internos.

No obstante, el resultado del tratamiento fue un indigesto cocktail de filosofía postmoderna, técnicas de excelencia en el trato con el cliente y/o consumidor y ejercicio físico entendido como práctica saludable que tiene en cuenta la vertiente holística del individuo en la sociedad de consumo del siglo XXI. Con los datos que acabo de referir, convendrán conmigo en que la cosa era para estar preocupado. Resulta en fin que, como no cabía esperar otra cosa, la buena de Harey ya había activado todas las cautelas exigibles al efecto, y estaba muy al tanto de cualquier posible maniobra que Juanel pretendiera ejecutar. Desde luego, que iba a necesitar extremar las referidas cautelas, pues el mancebo asistía a la reunión con el único fin de impartir un curso que bajo el sugerente título de "Inteligencia Emocional: hace una nueva sensibilidad Bussiness to Consumer" prometía incrementar el nivel de ventas de la empresa y la calidad de vida de sus empleados. La conversación no pudo extenderse más, pues la presencia de Harey era reclamada a voces por los asistentes a la reunión. "Ánimo, cariño" y colgó.