Grabaos esto en mente:
La Inteligencia emocional nos viene a decir que no es más importante el nivel de formación o coeficiente intelectual de la persona para triunfar no sólo social sino profesionalmente, sino otras cualidades emocionales que interactúen con los demás como la motivación, la empatía, el autocontrol o la astucia.
Ya con este parrafito nos metemos de lleno en la mierda de jerga y de concepción del mundo típicamente anglosajón y WASP que a los que sufrimos los rigores de grandes empresas deseosas de triunfar tenemos que acostumbrarnos.
En España normalmente no se mide el coeficiente intelectual, en las ciudades medianas en las entrevistas de trabajo se conversa con los aspirantes al puesto, para llegar a ciertas conclusiones, tanto o más válidas que los test ridículos sobre si se prefiere ser un cordero o un águila. La palabra triunfar, el hecho de no ser un perdedor, es otro concepto asqueroso que, lamentándolo mucho, ya ha calado en las nuevas generaciones: los jóvenes y los empresarios horteras lo emplean.
¿Triunfar en la vida? ¿Y qué dan, una copa y una medalla?
Empatía.
Ser empático con los demás para sacar de ellos lo que se quiere es una estrategia catalana. Oh, cómo te amo y cómo te quiero. Qué bien nos llevamos, que vamos juntos al fútbol después del trabajo o hablamos de compras. Acuérdate de pasarme todos los informes mañana. I love you.
El autocontrol.
El autocontrol parece reducirse al rictus del Jocker. Tengo que sonreír. Tengo que sonreír todo el día. Escuchar memeces con ritmo de ametralladora. Trabajar como una burra mientras la gente se pasea porque falta una hora para salir. Tengo que eliminar de mi cara la mirada de Clint Eastwood que pongo cuando me tocan los cojones. Y si me tocan los cojones es precisamente porque soy más inteligente que ellos, que quedan los fines de semana para juntar a sus hijos: la búsqueda de la endogamia sintomática de la gente simple.
He interorizado el autocontrol para crecer emocionalmente y para no contrariar a mis mandos, a los que sinceramente admiro y aprecio, recordando aquello que aprendí viendo El puente sobre el río Kwai: “¡Trabajar... con alegría!” Hubo una temporada en que me dijeron que siempre silbaba la misma canción. Y sigo.
Las competencias que debe desarrollar una persona triunfadora en la vida, y sobre todo si quiere ser un ejecutivo de los de mentira, es decir, de los que son gilipollas, juegan al golf y no tienen un duro, son las siguientes:
-Liderazgo (Todos tus colaboradores son inútiles...)
-Desarrollo de colaboradores (...así que tienes que intentar que trabajen por ti...)
-Iniciativa (...pero no te duermas en los laureles...)
-Negociación (...porque te pedirán un aumento de sueldo por hacer tu trabajo...)
-Gestión del conflicto (...con lo que les tienes que convencer para que crezcan como personas y se sientan más a gusto consigo mismos. El dinero no lo es todo.)
-Trabajo en equipo (Memo: si dan dentelladas los unos a los otros, no se ocuparán de ti)
Y como conclusión, lo que más odio de todo esto, es que verdaderamente, las empresas que intentan aplicar el rollo de la Inteligencia emocional, dos tercios de ellas que serán empresas medianas, que sin duda lo harán con buena intención. Seguramente piensan, como en el caso que conozco, que es una forma de ayudarnos entre todos, y pagan verdaderas barbaridades de dinero por cursos sobre el tema
Se suele creer que las cosas nuevas que vienen de USA son la panacea, cuando toda la vida lo que se ha apreciado de verdad es tener unos jefes a quienes admirar y unos compañeros que no sean demasiado idiotas.