27 de mayo de 2005

Inteligencias

El autor de Inteligencia emocional es Daniel Goleman, efectivamente. El error vino porque a pesar de que en las Sagas Catalanas lo tenía escrito correctamente, al mencionarlo en el viaje con el czarciano, busqué rápidamente un enlace (y luego lo cambié...). Y sucede, como he comprobado yo misma, que existe mucha confusión en la Red al respecto. En multitud de páginas ponen a Daniel Coleman como el nuevo buda del business. Y es que el tal Daniel Coleman también es un psicólogo de los que escriben.




Grabaos esto en mente:

La Inteligencia emocional nos viene a decir que no es más importante el nivel de formación o coeficiente intelectual de la persona para triunfar no sólo social sino profesionalmente, sino otras cualidades emocionales que interactúen con los demás como la motivación, la empatía, el autocontrol o la astucia.



Ya con este parrafito nos metemos de lleno en la mierda de jerga y de concepción del mundo típicamente anglosajón y WASP que a los que sufrimos los rigores de grandes empresas deseosas de triunfar tenemos que acostumbrarnos.

En España normalmente no se mide el coeficiente intelectual, en las ciudades medianas en las entrevistas de trabajo se conversa con los aspirantes al puesto, para llegar a ciertas conclusiones, tanto o más válidas que los test ridículos sobre si se prefiere ser un cordero o un águila. La palabra triunfar, el hecho de no ser un perdedor, es otro concepto asqueroso que, lamentándolo mucho, ya ha calado en las nuevas generaciones: los jóvenes y los empresarios horteras lo emplean.


¿Triunfar en la vida? ¿Y qué dan, una copa y una medalla?


Empatía.

Ser empático con los demás para sacar de ellos lo que se quiere es una estrategia catalana. Oh, cómo te amo y cómo te quiero. Qué bien nos llevamos, que vamos juntos al fútbol después del trabajo o hablamos de compras. Acuérdate de pasarme todos los informes mañana. I love you.




El autocontrol.

El autocontrol parece reducirse al rictus del Jocker. Tengo que sonreír. Tengo que sonreír todo el día. Escuchar memeces con ritmo de ametralladora. Trabajar como una burra mientras la gente se pasea porque falta una hora para salir. Tengo que eliminar de mi cara la mirada de Clint Eastwood que pongo cuando me tocan los cojones. Y si me tocan los cojones es precisamente porque soy más inteligente que ellos, que quedan los fines de semana para juntar a sus hijos: la búsqueda de la endogamia sintomática de la gente simple.


He interorizado el autocontrol para crecer emocionalmente y para no contrariar a mis mandos, a los que sinceramente admiro y aprecio, recordando aquello que aprendí viendo El puente sobre el río Kwai: “¡Trabajar... con alegría!” Hubo una temporada en que me dijeron que siempre silbaba la misma canción. Y sigo.



Las competencias que debe desarrollar una persona triunfadora en la vida, y sobre todo si quiere ser un ejecutivo de los de mentira, es decir, de los que son gilipollas, juegan al golf y no tienen un duro, son las siguientes:

-Liderazgo (Todos tus colaboradores son inútiles...)
-Desarrollo de colaboradores (...así que tienes que intentar que trabajen por ti...)
-Iniciativa (...pero no te duermas en los laureles...)
-Negociación (...porque te pedirán un aumento de sueldo por hacer tu trabajo...)
-Gestión del conflicto (...con lo que les tienes que convencer para que crezcan como personas y se sientan más a gusto consigo mismos. El dinero no lo es todo.)
-Trabajo en equipo (Memo: si dan dentelladas los unos a los otros, no se ocuparán de ti)

Y como conclusión, lo que más odio de todo esto, es que verdaderamente, las empresas que intentan aplicar el rollo de la Inteligencia emocional, dos tercios de ellas que serán empresas medianas, que sin duda lo harán con buena intención. Seguramente piensan, como en el caso que conozco, que es una forma de ayudarnos entre todos, y pagan verdaderas barbaridades de dinero por cursos sobre el tema

Se suele creer que las cosas nuevas que vienen de USA son la panacea, cuando toda la vida lo que se ha apreciado de verdad es tener unos jefes a quienes admirar y unos compañeros que no sean demasiado idiotas.

3 comentarios:

obdulia dijo...

Mmmm... me has dado que pensar. Y eso que es sábado y no lo tenia planeado :p

En cuanto a lo de "triunfar"... no creo que lo utilicen "los jóvenes y los empresarios horteras". Bueno, los empresarios horteras si, la verdad. Por desgracia las generaciones "neng" (las criajas y las ya mayorcitas en todas sus versiones) vienen arrasando, y a para esos, eso de triunfar les suena a vivir la vida loca, vivir el presente, disfrutar la vida y blablabla. Claro que no puedo hablar a la ligera, porque gracias a dios no todo lo que se ve por ahi son chándals con rayas a los lados. Pero yo creo que quien emplea más la palabra "triunfador" es más el/la vecino/a cotilla en su fuero interno, cuando compara a sus hijos con los del otro, o cuando ejerce su labor cotillo-vecinil.

¿Es lo mismo "triunfar" que "no ser un perdedor"? ¿Hay que triunfar para no ser un perdedor? ¿Hay un término medio en el que nadie se meta con uno? ¿Hagas lo que hagas habrá a quien le parezcas un perdedor? ¿Qué te dan una copa y una medalla si tu relación con el futbol pasa necesariamente por la tele?

Está claro que en la España de las vecinas cotillas, triunfar sólo se traduce en pasta, hijos guapos y listos a los que poder lucir, y cónyuge maravilloso, a ser posible también con pasta. Mi hija ha hecho tres carreras y no encuentra trabajo. Qué mal va el país. Mi hijo se ha ido al extranjero. A Franfur. Ha entrado a trabajar en una empresa muy importante (con una beca o con un proyecto, con lo que eso conlleva, pobre hijo suyo/nuestro, pero eso se "obvia"). Por no hablar del ¿tienes novio? No. Bueeenooo,... (cara de circunstancias, de "pobre chica", de "y ahora qué digo")... no te preocupes, ya encontrarás, verás qué pronto... :|

¿Puede uno no casarse y "triunfal"? ¿no ser millonario y trinufar? ¿Dónde está el triunfo en la vida? ¿En el número de güisquis que seas capaz de colocarte en una noche? ¿en el dinero que ganes? ¿En tu handicap en el golf? ¿en el número de cosas: amigos, magdalenas que te zampes, partidas que ganes, kms por hora que alcances con tu cochazo en tus viajes a tu apartamento de la playa...?

Discrepo con tu concepto de la empatía. Entiendo por empatía (yo y la RAE) la capacidad para "ponerse en el lugar de alguien", mental y afectivamente. Sentir como se puede llegar a sentir el otro en una determinada situación. Por eso es una de las cosas que facilita el trabajo en equipo. Porque ponerse en le piel de otro a veces te ayuda a morderte la lengua, o dicho en jerga, "estimula tu autocontrol"

(Que en realidad eso del trabajo en equipo... yo creo que es lo que se viene haciendo toda la vida de dios... no? ¿qué sino convivir y "trabajar en equipo" hacemos con los compañeros de trabajo? Pero claro, es lo que tú dices de la jerga dichosa. Ahora resulta que trabajamos en equipo y tenemos inteligencia emocional. Caray...)

Trabajar con alegria :) Eso me recuerda una frase que seguramente habréis oido. Ser feliz no es hacer lo que te guste, sino que te guste lo que haces. Para eso quizá nos haga falta olvidarnos de muchas cosas que nos tocan las narices. Porque sí, la felicidad está en uno mismo. Pero autocontrol... muchomucho.

Y bueno, que frase gloriosa nena:

"Se suele creer que las cosas nuevas que vienen de USA son la panacea, cuando toda la vida lo que se ha apreciado de verdad es tener unos jefes a quienes admirar y unos compañeros que no sean demasiado idiotas."

Abajo (G/C)oleman ;)

harey dijo...

Obdulia, la empatía es una cualidad de la que mucha gente carece y que difícilmente se puede enseñar. Yo prefiero decir "ponerse en el lugar de alguien" o más bien intentar comprenderlo. Se confunde eso con intentar conocer a alguien para saber cómo reaccionará ante determinadas circunstancias.

Bueno, que me lío.

Triunfar en la vida para una mujer es pegar un braguetazo y seguir delgada a los cincuenta.

harey dijo...

Ms Geller, su respuesta ante la pregunta inquisitoria sobre Poe me ha entusiasmado.

El ser amante de la práctica del contragolpe verbal a las tías KK es mi indicador personal de violencia.